«Ni trapos ni potingues ni perfumes caros. Sonreír y mirar a los ojos son la receta infalible en el cortejo amoroso. Lo dice un ambicioso estudio de psicólogos dirigido a determinar qué es lo que hace que nos guste más un rostro que otro y hasta qué punto eso influye en nuestras preferencias sexuales. Y parece que influye. Las conclusiones del estudio –llevado a cabo por científicos de las universidades escocesas de Stirling y Aberdeen– reflejan que es más probable que una persona nos parezca atractiva si sonríe y si nos mira a los ojos. No importa que sea más o menos agraciada. Estos dos factores se llevan la palma de la seducción.»
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